Una iniciativa política inteligente o un truco para ocultar el impacto del recorte del gasto público. El veredicto aún no está claro, pero de entrada el primer ministro británico, David Cameron, ha conseguido responder a los deseos de muchos británicos con un proyecto de nombre tan ambicioso como ambiguo. Su nombre es The Big Society (La Gran Sociedad) y el objetivo es conceder más poder a los ciudadanos en la gestión de los servicios públicos y fomentar el voluntariado. El primer ministro lo presentó ayer en un discurso en Liverpool repleto de retórica triunfalista: “La Gran Sociedad busca la liberación. Es la mayor y más dramática redistribución de poder desde las élites de Whitehall (la zona de Londres donde están los ministerios) a favor de los hombres y las mujeres”